Samuel Cuenca Rodríguez

Nace en Málaga el 9 de noviembre de 1996, pero muy pronto su familia se traslada a Alhaurín de la Torre, donde cursa sus estudios de Secundaria en el IES Capellanía (2008-2012) y de bachillerato en el IES Gerald Brenan (2012-2014). Siendo estudiante, con quince años, publica su primera novela: La esperanza del caballero legendario (2012), un relato de aventuras en un mundo imaginario en el que las luchas se resuelven gracias a poderes mágicos o sobrenaturales. La novela tiene una excelente acogida siendo presentada en diferentes espacios, colegios, institutos, bibliotecas  y en el Ámbito cultural de El Corte Inglés; y dando lugar a entrevistas al joven autor. En 2015 esta obra resultó finalista en la categoría de novela de fantasía en la gala de los Premios Editorial Círculo Rojo. De su génesis habla Samuel Cuenca declarando que sus fuentes de inspiración son películas, videojuegos (como Final Fantasy) y algunos libros, como los de Harry Potter, las novelas de Laura Gallego, Las Crónicas de la Torre o Las Crónicas de Narnia, y que sus personajes son independientes de su propia vida, aunque sus nombres proceden de nombres de seres queridos, solo que puestos al revés. Una curiosidad son las espadas, la «variedad de tipos y formas de las espadas de la historia se debe a mi gusto por las espadas extrañas y atractivas», gusto que tenía de pequeño, y que formaban parte de sus disfraces que él mismo imaginaba (Entrevista en blog sobre Literatura Fantástica Juvenil, Descubriendo nuevos autores 61, 2013).

A estos añade en otra entrevista de 2013, como escritores favoritos, a Christopher Paolini –el autor de Eragon– y Agatha Christie; y explicita el mensaje que quiere dar con la novela: «Con voluntad, constancia y esperanza se puede conseguir cualquier cosa. Si lo que queremos conseguir es lo correcto no hay que temer a las represalias, sino intentarlo sin importar lo demás» (Ríete, 45).

En la Universidad de Málaga obtiene el Grado en Comunicación Audiovisual (2014-2018). Se inclina al periodismo, en especial el deportivo sobre bádminton, y  ejerce de entrenador de ese deporte en Alhaurín de la Torre. Mientras comparte su afición por la escritura siguiendo un Curso de escritura creativa impartido por Javier Puche y otro Curso de poesía en el grupo pUMAs, dado por Violeta Niebla.

Entra en el mundo de la creación de guiones, preparándose con el «Máster de Guion de Series de Ficción» en la ECAM, 2021. Pero no abandona su afán literario, pues da clases de «Escritura creativa» (Casa de la Juventud de Alhaurín de la Torre, 2019-2021) y compone poemas que publica en antologías: Los versos desesperados, revista Verso luego existo 02. La luz (2019, Barcelona) y ¿Tienes algo que contar? (2020, Málaga, Poetry Slam Malaka), donde aparecen dos poemas: «XXL» y «Porcentaje».

Le gusta la creación cinematográfica y así, estando en cuarto de carrera, escribe y dirige un cortometraje titulado Love Rhapsody (https://www.youtube.com/channel/UCRdl8GeLLrC4oIsuXnTJPXA).  Su trabajo de ficción, La Araña, corto documental, obtiene en 2019 el tercer premio del Festival MálagaCrea y es seleccionado en el Festival de Cine de Málaga.

Ligado a su carrera realiza actividades como periodista deportivo para Vavel.com, y como guionista de radio (Cadena SER, Ronda), de teatro (Los buenos tratos y UMAEscena), y de publicidad. Jefe del departamento de Guion en Styx Studios hasta septiembre de 2021, está a cargo del desarrollo de un largometraje documental con Soul Pictures, de una obra de teatro en Leora, y en proceso de desarrollo y venta de una primera serie original de ficción.

Reside en Madrid y prepara la edición de su primer poemario, selecionado como finalista para VII Premio Valparaíso Ediciones.

Me apasiona la idea de ser capaz de escribir lo que me apasiona leer: una verdad que no necesita grandes artificios para resultar poética. Aquella poesía que lo es antes de ser escrita, antes de darle forma. Desde el hecho, desde la emoción más primaria, y narrada para todo el mundo desde el código más íntimo y a la vez más universal, de la forma más directa posible sin dejar de palpar cada palabra. «Hablar de uno para acabar hablando del resto», como diría Alejandra Martínez de Miguel, porque escribir es fácil con los ojos abiertos. La poesía «no es algo dicho de otra manera, sino algo que no puede ser dicho de otra manera». Pero la escritura en general y la poesía en particular son, sobre todo, hundir el dedo en tu propia llaga. Y quejarte mucho. Porque, como decía Pérez Estrada, «al final de la llaga está el poema».