Salvador Muñoz Méndez

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Salvador Muñoz Méndez

  • Salvador laHamada
  • Coín (Málaga)
  • 27 de octubre de 1988

«Pienso que la cultura encerrada en normas y formatos solo hace deshumanizar algo tan humano como la creación» (Entrevista personal, 11-XI-2021)

Biografía

Salvador Muñoz Méndez nace en Coín el 27 de octubre de 1988. Tras concluir sus estudios de Bachillerato –especialidad de Humanidades– en el IES La Rosaleda de Málaga, realiza un grado superior en Formación Dual de Cocinero en Alemania, en la ciudad de Passau, de 2014 a 2017. Es a esa profesión a la que se dedica en la actualidad, en Marbella.

Preguntado el autor por sus inicios literarios, confiesa que empieza a escribir relatos en su infancia, en torno a los diez años, «siempre con la necesidad de hacer tangible todo lo que en mi interior (por la curiosidad de un niño, por situaciones externas, por la gente que me rodeaba, por mi vida en general) se movía»:
Con el paso del tiempo mis textos se volvieron más socio-políticos por definirlos de alguna manera, hasta que a la edad de 18 años (valga la expresión de la mayoría de edad) la vida me lleva a conocer y a reconocer muchas inquietudes que en mí habitaban, pero a las cuales no era capaz de dar forma. En esa etapa, entre otras experiencias, llegan a mi vida muchas personas que hoy en día considero maestros y compañeros, guías y consejeros, además de autores y pensamientos que cambiarían por completo toda mi concepción sobre qué es escribir. (Entrevista personal, 11-XI-2021)
Se refiere, sin duda, el autor a escritores franceses como Artaud, Delleuze, Bataille, Corbin… y al conocimiento de algunas corrientes místicas, como el sufísmo. Si aceptamos las palabras de Francisco Villalobos Santos sobre el poeta –«joven escritor coineño, poeta, psiconauta, explorador de sí mismo»–, sus inicios literarios pueden localizarse en torno a 2011: «consagrado desde hace una década al ejercicio de la escritura. De su pluma han surgido una continuidad de escritos, obras y libros cuya evolución he podido seguir desde la cercanía». («El trazado escritural. A modo de prólogo», en Cacao y café, 2021, pp. 5-6). Estos escritos a los que alude son los que en 2021 incluye el autor en su primer libro: Cacao y café, que firma con el seudónimo de Salvador laHamada. Lo elige para este libro y lo empleará –tal y como apunta el autor– en uno futuro, «que será más que una continuación una profundización en todo ese Cosmos que surge en Cacao y Café». El propio poeta nos comenta que su seudónimo procede de un antiguo alias que utilizaba ya en 2013: Adán Al-Hamada, «con el que firmé algún proyecto inédito y con el cual colaboré en un proyecto comunitario con otros artistas llamado: Gimnosofistas». Salvador Muñoz se refiere, sin duda, a «No-Lugar»proyecto en el que participa en julio de 2013 con un tríptico titulado «Febosofía», obra escrita con un cuadro. «No-Lugar» fue el resultado de la reunión de «diez artistas de diferentes disciplinas donde cada uno enfocó este tema desde su visión y perspectiva. Y la verdad que fue un proyecto muy, muy interesante, donde cada uno hizo una obra en serie de 100, por lo tanto son obras únicas. «No-Lugar» fue el primer y único proyecto comunitario de Gimnosofistas. A partir de esta edición conjunta, Francisco Villalobos Santos crea la colección «Gimnosofistas», en la que publica dos libros. Cacao y café sería el tercero de esta colección». El significado de su primer alias: Adán Al-Hamada es algo complejo, pero ayuda a comprender la concepción que tiene el autor de su poesía. Nos explica que da igual cómo lo leas, pues significa lo mismo de derecha a izquierda que de izquierda a derecha. Se podría considerar un palíndromo semántico (Adán Al Hamada = Adamah La Nada), ya que «Adán» y «Adamah» son dos formas diferentes –en castellano y en hebreo– de nombrar al primer hombre. Asimismo, «La Hamada» significa, en árabe, `el desierto dentro del desierto´, lo que para el poeta es sinónimo de la Nada. Por tanto, su seudónimo significaría `el hombre de nada´:
La Nada es, entre otras (aunque diría la principal), la fuente de la cual beben cada una de mis obras. La Nada entendida como espacio donde toda posibilidad se da, donde el orden y el caos van de uno a otro sin preocupaciones, ocupándose de generarse y regenerarse sin fin.
Cacao y café lo edita la Fundación García Agüera de Coín, en una edición artesanal muy esmerada, a cargo de José Manuel García Fernández, y se incluye en la colección «Gimnosofistas». Huyendo del formato convencional del libro, se presenta al público en forma de caja, incluyendo los poemas del autor, divididos en dos partes: «Arboleda de cacao» y «Cafetales»; pero también un cuadernillo de collages –«Del instante»–, realizados como complemento a sus versos, además de un manuscrito original del autor. Francisco Villalobos Santos explica en el prólogo: «Hemos considerado incluir esta dimensión gráfica –la de las imágenes de los collages y la de su propia grafía–, al ver cómo complementaba y enriquecía la publicación, haciendo más accesible su propia poética» (p. 8). Un poco más adelante comenta las referencias culturales del título, que alude a dos substancias estimulantes y sagradas que alteran el estado de quien las bebe: «quizás para despertar algo dormido en nuestro interior» y señala algo muy interesante: que los versos de Cacao y café muestran un trazado autobiográfico, «pues son el relato de sus experiencias, sublimadas por el lugar desde donde se contemplan los hechos» (p. 9). Salvador Muñoz ha recogido en su poema «Santuario» los términos básicos para entender Cacao y café. Además, muy recientemente ha explicado qué es, para él, esta obra:
Un conjunto de excesos y estímulos procedentes de ir y venir entre y por los laberintos de mi pulso a veces cárnico y perecedero, de mi psique a veces cósmica y etérea con el que a modo de invitación le doy la bienvenida a todo aquel que aún encuentre algo idílico en cualquier expresión por cruda que esta se presente. (Instagram, 17-I-2021)
El escritor de Coín manifiesta tener otro proyecto poético, «que será un desvelar de Cacao y Café (este es solo un “darme a conocer”, creo que lo mejor está por venir), aunque no sé cuándo verá la luz».

Salvador Muñoz Méndez nace en Coín el 27 de octubre de 1988. Tras concluir sus estudios de Bachillerato –especialidad de Humanidades– en el IES La Rosaleda de Málaga, realiza un grado superior en Formación Dual de Cocinero en Alemania, en la ciudad de Passau, de 2014 a 2017. Es a esa profesión a la que se dedica en la actualidad, en Marbella.

Preguntado el autor por sus inicios literarios, confiesa que empieza a escribir relatos en su infancia, en torno a los diez años, «siempre con la necesidad de hacer tangible todo lo que en mi interior (por la curiosidad de un niño, por situaciones externas, por la gente que me rodeaba, por mi vida en general) se movía»:

Con el paso del tiempo mis textos se volvieron más socio-políticos por definirlos de alguna manera, hasta que a la edad de 18 años (valga la expresión de la mayoría de edad) la vida me lleva a conocer y a reconocer muchas inquietudes que en mí habitaban, pero a las cuales no era capaz de dar forma. En esa etapa, entre otras experiencias, llegan a mi vida muchas personas que hoy en día considero maestros y compañeros, guías y consejeros, además de autores y pensamientos que cambiarían por completo toda mi concepción sobre qué es escribir. (Entrevista personal, 11-XI-2021)

Se refiere, sin duda, el autor a escritores franceses como Artaud, Delleuze, Bataille, Corbin… y al conocimiento de algunas corrientes místicas, como el sufísmo.

Si aceptamos las palabras de Francisco Villalobos Santos sobre el poeta –«joven escritor coineño, poeta, psiconauta, explorador de sí mismo»–, sus inicios literarios pueden localizarse en torno a 2011: «consagrado desde hace una década al ejercicio de la escritura. De su pluma han surgido una continuidad de escritos, obras y libros cuya evolución he podido seguir desde la cercanía». («El trazado escritural. A modo de prólogo», en Cacao y café, 2021, pp. 5-6). Estos escritos a los que alude son los que en 2021 incluye el autor en su primer libro: Cacao y café, que firma con el seudónimo de Salvador laHamada. Lo elige para este libro y lo empleará –tal y como apunta el autor– en uno futuro, «que será más que una continuación una profundización en todo ese Cosmos que surge en Cacao y Café». El propio poeta nos comenta que su seudónimo procede de un antiguo alias que utilizaba ya en 2013: Adán Al-Hamada, «con el que firmé algún proyecto inédito y con el cual colaboré en un proyecto comunitario con otros artistas llamado: Gimnosofistas». Salvador Muñoz se refiere, sin duda, a «No-Lugar»proyecto en el que participa en julio de 2013 con un tríptico titulado «Febosofía», obra escrita con un cuadro. «No-Lugar» fue el resultado de la reunión de «diez artistas de diferentes disciplinas donde cada uno enfocó este tema desde su visión y perspectiva. Y la verdad que fue un proyecto muy, muy interesante, donde cada uno hizo una obra en serie de 100, por lo tanto son obras únicas. «No-Lugar» fue el primer y único proyecto comunitario de Gimnosofistas. A partir de esta edición conjunta, Francisco Villalobos Santos crea la colección «Gimnosofistas», en la que publica dos libros. Cacao y café sería el tercero de esta colección».

El significado de su primer alias: Adán Al-Hamada es algo complejo, pero ayuda a comprender la concepción que tiene el autor de su poesía. Nos explica que da igual cómo lo leas, pues significa lo mismo de derecha a izquierda que de izquierda a derecha. Se podría considerar un palíndromo semántico (Adán Al Hamada = Adamah La Nada), ya que «Adán» y «Adamah» son dos formas diferentes –en castellano y en hebreo– de nombrar al primer hombre. Asimismo, «La Hamada» significa, en árabe, `el desierto dentro del desierto´, lo que para el poeta es sinónimo de la Nada. Por tanto, su seudónimo significaría `el hombre de nada´:

La Nada es, entre otras (aunque diría la principal), la fuente de la cual beben cada una de mis obras. La Nada entendida como espacio donde toda posibilidad se da, donde el orden y el caos van de uno a otro sin preocupaciones, ocupándose de generarse y regenerarse sin fin.

Cacao y café lo edita la Fundación García Agüera de Coín, en una edición artesanal muy esmerada, a cargo de José Manuel García Fernández, y se incluye en la colección «Gimnosofistas». Huyendo del formato convencional del libro, se presenta al público en forma de caja, incluyendo los poemas del autor, divididos en dos partes: «Arboleda de cacao» y «Cafetales»; pero también un cuadernillo de collages –«Del instante»–, realizados como complemento a sus versos, además de un manuscrito original del autor. Francisco Villalobos Santos explica en el prólogo: «Hemos considerado incluir esta dimensión gráfica –la de las imágenes de los collages y la de su propia grafía–, al ver cómo complementaba y enriquecía la publicación, haciendo más accesible su propia poética» (p. 8). Un poco más adelante comenta las referencias culturales del título, que alude a dos substancias estimulantes y sagradas que alteran el estado de quien las bebe: «quizás para despertar algo dormido en nuestro interior» y señala algo muy interesante: que los versos de Cacao y café muestran un trazado autobiográfico, «pues son el relato de sus experiencias, sublimadas por el lugar desde donde se contemplan los hechos» (p. 9).

Salvador Muñoz ha recogido en su poema «Santuario» los términos básicos para entender Cacao y café. Además, muy recientemente ha explicado qué es, para él, esta obra:

Un conjunto de excesos y estímulos procedentes de ir y venir entre y por los laberintos de mi pulso a veces cárnico y perecedero, de mi psique a veces cósmica y etérea con el que a modo de invitación le doy la bienvenida a todo aquel que aún encuentre algo idílico en cualquier expresión por cruda que esta se presente. (Instagram, 17-I-2021)

El escritor de Coín manifiesta tener otro proyecto poético, «que será un desvelar de Cacao y Café (este es solo un “darme a conocer”, creo que lo mejor está por venir), aunque no sé cuándo verá la luz».

Poética

Como dicen algunas de las canciones que me gustan «de qué habla la escritura sino del poder de los cuerpos» y de alguna manera eso para mí es la poesía, la posibilidad del cuerpo en todos sus estados, manifestaciones y eslabones de comunicar y expresar todo lo que sobre él pase. Todo lo que él como receptor o mensajero sea capaz de exponer. Al final, todo es una sinestesia que no se detiene en juicios ni valores morales, es el ser en toda su expansión o como dije en mi obra «el poder de poder erotizar el todo» buscando, y me vuelvo a parafrasear, «no la venganza sino la violenta belleza».

Obras

LIBROS y PLAQUETTES
(2021) Cacao y café, Coín, Fundación García Agüera.
VÍDEOS
  • «Café y cacao», Salvador laHamada. Making of. Ver enlace
MARÍA ISABEL JIMÉNEZ MORALES

Cómo citar esta ficha

[MARÍA ISABEL JIMÉNEZ MORALES, «Salvador Muñoz Méndez», La Literatura del nuevo milenio. Portal de Jóvenes autores andaluces: Málaga (2000-2021). (Fecha de la consulta)]