Jorge Villalobos Hidalgo

Jorge Villalobos Hidalgo (Málaga, 1986) es graduado en Ingeniería de Sonido e Imagen desde 2019 y actualmente cursa el Máster en Ingeniería Acústica de la Universidad de Málaga.

Escribe desde adolescente y se fascinó cuando de la mano de Miguel Hernández entendió que la poesía no solo lleva el nombre del amor y sus hijos, sino también el del combate y el pensamiento. Casi como trasunto de sí, su opción ha sido siempre el verso libre, y ha apostado por los valores de la musicalidad y las imágenes que el lenguaje ofrece (incluso formalmente acudiendo al caligrama o al acróstico) discriminando su uso en función de la temática o la orientación de sus poemas. Básicamente su poética gira en torno al intimismo y la rebeldía, y no renuncia a la doble escritura (la literal y la críptica) como modo de abordar determinados motivos que necesitan igualmente doble lectura para encontrar su sentido y efecto. Gusta también del final epifonemático, que descubre en Caballero Bonald, y que interpreta como explosivo en el subconsciente.

En su acerbo de publicaciones se encuentran los siguientes poemarios: Poesías muertas (2006), Ente de retales (2009), Rebelión de las luces (2012), Los límites del tiempo (2015) y Lo que oculta la llave (2017). Formó parte de los 12 del 14. Nueva poesía malagueña, grupo que reunió la tertulia «Los lunes del Pimpi» (2014). La antología de poesía joven malagueña más reciente, Yo y mi sombra, libro abierto (2020), recoge cinco composiciones suyas. Dos son poemas presentes en sus libros anteriores: «No hay más» y «Rompecabezas». Los otros tres se corresponden con diversas obras presentadas como inéditas: «Lo que yo llamo musicalidad», poema en prosa de Otras revelaciones, que será su siguiente publicación; «Que nunca falte», de Preámbulo del sueño y «Lejos de ti», de Entreacto. Cuenta con alguna otra obra más terminada y en la actualidad prepara una obra de teatro.

«[…] Jorge Villalobos ha escrito muchos versos y, para hacerlo, no ha necesitado disfrazarse de poeta, sencillamente porque lo es. […] me sorprendieron su escritura desbordada y su variedad temática […] sus lecturas: “estos libros siempre me acompañan” —tres antologías (Miguel Hernández, Blas de Otero, Luis Cernuda)— y el volumen en que Kutxi Romero, compositor y vocalista del grupo navarro de rock Marea, reúne sus libros de poesía: Lobo manso come mierda […]. Todo empezaba a encajar […] La poesía de Jorge Villalobos se mueve entre el intimismo y la rebeldía; es una poesía escrita desde un yo que se implica y nunca se oculta […]. Esa basculación entre lo íntimo y lo rebelde hace que estos textos participen, al menos, de tres tradiciones poéticas: la romántica, la existencial y la social. El sesgo romántico viene dado por la casi continua exaltación del yo en libertad […] y del yo en soledad […]. Igualmente, viene dado ese carácter por la presencia de lo nocturno […], por el inconformismo y la huida del adocenamiento […]. Y también, por el tratamiento apasionado de amor y desamor […]. Lo existencial aparece con toda su imaginería de lucha, miedo, muerte y nada […], y con su carga de angustia y búsqueda […]. En cuanto a lo social, serían numerosos los ejemplos en que Jorge Villalobos manifiesta sus preocupaciones y su rebeldía ante la injusticia […]. Jorge Villalobos es un poeta con muy buen sentido del ritmo y encuentra sus mejores logros en el verso libre y en el amplio versículo; curiosamente, el ritmo expresivo está más conseguido en esos casos que cuando emplea las formas de la métrica clásica en sonetos, tercetos encadenados, redondillas. Junto a textos con uso acertadísimo de imágenes brillantes en la estela de las asociaciones propias del surrealismo, encontramos también una dicción —acertada— cercana al prosaísmo, sobre todo en los poemas de filiación a la estética de lo social y a la glosa de la cotidianidad. Tiene, además, buen dominio de la organización del poema y de los recursos de la repetición y el paralelismo sintáctico que acentúan la intensidad lírica […]. Por otra parte, junto a las formas convencionales de la ordenación textual en poesía, encontramos una serie de poemas visuales o caligramas que, no obstante, en lo temático, no se apartan de la poética […]. En un tipo de textos o en otros, lo que el poeta persigue queda dicho en estos versos:

Tallaría sobre el asfalto sólo con mis dedos / un único verso que daría belleza al paso del tiempo.

Y la imagen que desea dejar en sus lectores se corresponde —muy en la línea romántica y también, en cierto modo, modernista— con la poética de sus textos:

Imaginadme orgulloso, pensativo, rompedor y sensible. / Imaginadme creativo, tímido, solitario y solidario, / irónico y loco, pasota y enamoradizo, / vicioso, soñador, inconformista y revolucionario».

Francisco Ruiz Noguera, Prólogo a Ente de retales (2009)